REFLEXIÓN

Me gusta que mis hijos sientan aprecio hacia los demás, que quieran, que respeten, que compartan, pero si no lo hacen, ¿qué puedo o debo hacer?
He estado pensando sobre estas y otras cuestiones relacionadas sobre sentimientos y emociones y he llegado a la conclusión, de que si mis hijos no son como a mi me gustaría que fuesen, y no se comportan como a mi me gustaría, no puedo hacer más que aceptar su forma de relacionarse con los demás, e intentar que con mi ejemplo aprendan otras conductas.
 
Pero yo no soy ejemplo de nada, ya que muchas veces me cabreo sin razón, contesto mal a quien no se lo merece, tengo altibajos y me cuesta expresar mis sentimientos con quien no se abre hacia mi.
 
Y, aunque primero pienso que verme así no les puede hacer ningún bien, profundizando pienso que eso forma parte del aprendizaje, ver que su madre no es perfecta, que lo tolera todo, que siempre está dispuesta, sino que es un ser humano, con hormonas revolucionadas, con agobios y que sabe pedir perdón cuando se equivoca.
 
Así que llego a la conclusión, que sería genial ser una mamá perfecta, llena de amor y comprensión, con infinita paciencia y siempre atenta. Pero que ser como soy es  sensacional, porque no solo les acompaño en su aprendizaje físico y emocional sino que también valoro y valido cada forma de ser.
 
Si no quieren compartir que no compartan, en ese momento sus razones tendrán, compartir por compartir pasa de ser divertido a ser una obligación.
Si no sienten aprecio hacia alguien, valido su decisión sin obligarles a tener que estar con esa persona.
Si no quieren algo o a alguien, respeto su decisión, ya cambiará de opinión, o no, y sus razones tendrá.
Si no respetan y hacen daño alguna persona, animal o cosa, trato de explicarles porque hay que respetar.

Es importante reconocer nuestras limitaciones y la de nuestros hijos, y respetar sus decisiones, físicas y emocionales, acompañándolos, respetándolos y validándolos como personas.

Comentarios

Entradas populares